martes, 7 de septiembre de 2010

Philip Morris, ¡te quiero!

Título: Philip Morris, ¡te quiero! (I love you Philip Morris).
Director: Glenn Ficarra y John Requa.
Guión: Glenn Ficarra y John Requa, basado en la novela de Steve McViker.
Intérpretes: Jim Carrey (Steven Russell), Ewan McGregor (Philip Morris), Leslie Mann (Debbie).
Año: 2009.
País: Estados Unidos y Francia.
Duración: 102 minutos.

Esta película que, con cuatro semanas en cartel, ya parece haber desaparecido totalmente es una película que nos cuenta la historia de Steven Russel un estafador y escapista que logró escaparse de la cárcel en 14 ocasiones (porque sí: la película -más bien el libro- está basada en una historia totalmente real).

A lo largo de la cinta vamos a ver cómo Steven Russel pasa de ser un gay casado y con una hija que trabaja en la policía para poder encontrar a su madre biológica que le dio en adopción al nacer. Una vez consigue esto y por azares del destino, sucede algo que le hace cambiar de opinión al respecto de su vida haciéndole salir del armario, dejando a su familia y yéndose a vivir una nueva vida. Vida en la que, para sufragar sus altísimos gastos, comenzará a realizar estafas.

Como es de suponer, llega un momento en que le acaban cogiendo y Steven va a la cárcel. Es allí donde conoce a Philip Morris con quien iniciará un romance carcelario y con quien al salir iniciará una idílica vida juntos. Así, nos topamos con una película que nos cuenta las hazañas criminales de Russell, narradas por él mismo, en el marco de su relación con Philip. ¿Y eso por qué?


Quiero decir, ¿dónde me he perdido? Voy a ver una película llamada "Philip Morris, ¡te quiero!" de la que sabía era una película sobre una pareja de presos gays y resulta que me planto ante una versión cómica de Atrápame si puedes con ciertos momentos dedicados al romance y los problemas de pareja con Philip Morris: algo me dice que se dejaron medio libro por el camino porque, si no, no entiendo el título.

Y dices, bueno, tampoco pasa nada. No tiene por qué estar mal: las estafas y engaños del cine tienen su gracia y meterle algo de comedia romántica no tiene por qué ser malo. Vale que no vamos a ver un películón de época, pero eso ya lo sabíamos antes de entrar a la sala. Bueno, pues se queda a medias: las estafas tienen su aquel pero Jim Carrey... ahora hablo de él y en cuanto al romance... No tiene comedia y el drama que tiene es más bien plano. Se trata de un:
- Te quiero.
-Y yo a ti, pero no me mientas.
-Vale.
- Me has mentido, te dejo.
- Pero te quiero.
-Bueno...
Y es una pena que la cantidad de cosas que podrían haber sacado de lo que es una relación homosexual en estadosunidos entre dos (ex)presidiarios se quede en tan poca cosa. Y más lástima es aún que el muy válido Ewan McGregor se vea reducido a un papel tan cliché y tan plano.

Sin embargo, lo peor de todo es la actuación de Jim Carrey. No soy de esa gente que no le soporta. Yo soy de la opinión de que en dramas, donde es más comedido, resulta un gran actor y muchas de sus comedias más chorras han estado en mi infancia y ahí se quedarán para siempre. El problema es que su papel en esta película resulta exagerado como pocas veces y es algo que no acabo de encajar en absoluto en la película porque no es que se caracterice por ser estúpida. Por un momento me planteé si quizás le habían elegido por su parecido con el verdadero Steven Russell, pero se parecen como una cometa y un dinosaurio; así que no le encuentro sentido a la elección de este actor.

Como podéis ver, me he cebado un poco con la película, pero en ralidad no es tan terrible. Como algo anecdótico y para pasar el rato tiene su pase, la verdad. Yo preferiría la ya mentada de Spielberg (que tampoco es que me guste), pero bueno. No es lo peor que se me ocurre de la actual cartelera.

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